domingo, 29 de noviembre de 2009

Soledades eternas. Cantar lo que no se pierde.


(Después de presentarnos, el maestro Mariano Maresca se retira a su sitio)


La semana pasada, del 17 al 20 de noviembre, se celebraron una serie de actos en homenaje al poeta Javier Egea, coincidiendo con el décimo aniversario de su desaparición. Recitales, tertulias y coloquios, de la mano de escritores de la talla de Álvaro Salvador, Antonio Jiménez Millán, Joan Margarit, Pere Rovira, Raúl Quinto, Luis Bagué, Ramón Repiso o Alfonso Salazar -por sólo citar unos nombres-, dieron algo de color a la palabra oscurecida de Javier Egea, `Quisquete´.


(Con mi padre, Antonio Pérez Girón, y junto al cartel realizado por Juan Vida, antes de entrar en La Tertulia)


El viernes 20 de noviembre tuvo lugar el último de los trasnoches poéticos en el histórico pub La Tertulia, el mismo que en su día frecuentara Luis García Montero, Ángeles Mora, Jiménez Millán, Álvaro Salvador o el propio Javier Egea. En él participaron Alfonso Salazar y Ramón Repiso, poetas incomparables a los que la amistad unía con `Quisquete´ y su poesía. Javier Benítez Láinez no pudo acudir por cuestiones de salud... Completando el cartel, un servidor disfrutó del inmenso honor que es hacer memoria y hacer futuro con la figura de Javier Egea.


(Ramón Repiso habla, con `Quisquete´ al fondo)


Leimos todos una breve ponencia sobre `Quisquete´, que posiblemente sea publicada en un margen de tiempo. La mía lleva por nombre La poesía sonámbula de Javier Egea. A continuación leimos un poema de `Quisquete´, y por último otro de nuestra cosecha. Me otorgaron la responsabilidad y el placer de cerrar el acto. Y brindamos con extraños licores para no olvidar.

La mañana del sábado 21 cerramos la semana de homenajes en la Huerta de San Vicente. A partir de ahora, un arbusto de origen japonés, que da sus frutos antes que la flor, hablará también de la poesía de Javier Egea.


(Huerta de San Vicente, que tuvo como guía a Javier Egea en sus inicios)


Felicidades al Ateneo de Granada, a la Asociación Diente de Oro, a la Facultad de Letras de la Universidad de Granada, a Mariano Maresca entre bambalinas, por tan dignas actividades en las que lo esencial fue cantar lo que no se pierde. Jazmín para el poeta sonámbulo Javier Egea, aunque otros lo quieran muerto.


(Laura Lorca lleva la planta a la tierra)

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué pena no tener tiempo para ir a estos recitales! Ahora que he descubierto tu blog te seguiré por aquí más asiduamente. A ver si me puedo pasar por la presentación de tu libro. Un abrazo!